Soy liberal
Soy liberal
08/09/2017
Por: Víctor Maldonado C.
e-mail: victormaldonadoc@gmail.com
@vjmc
La libertad es esa condición del hombre en la cual la coerción de unos
sobre otros se reduce tanto como sea posible, sin que se rompa el orden social.
Así lo planteaba Hayek, para quien la ley no tenía otro propósito que
salvaguardar, preservar y extender la libertad, mediante la universalidad de
sus postulados (una norma se refiere a un número indeterminado de casos
futuros) y sin que estas leyes creen espacios odiosos para los privilegios y
las discriminaciones. “Mientras que una persona no tenga que someterse a otras
normas que aquellas que se aplican a todos los demás, y esté autorizado para
hacer todo lo que cualquier otro esté autorizado a hacer, debe considerarse
libre”.
El principal enemigo de la libertad es la organización social
coercitiva. La tentación de los gobiernos de allanar los espacios de los
individuos y tomar decisiones que solamente corresponden a la esfera
individual. Por eso mismo hay que preguntarse constantemente si es uno, o es el
gobierno el que toma las decisiones que uno quiere y debe tomar. Si es uno, o
es el gobierno el que gasta el dinero que uno gana productivamente. Pero por
supuesto, ser liberal es algo más que creer en el imperio de la ley y en un
gobierno limitado. Para hacer el inventario de lo que eso significa, podemos
seguir la línea reflexiva de David Boaz en su “Aproximación al Liberalismo”
(1997):
1. El individualismo. La unidad básica de análisis no es la comuna. Es el individuo, que
toma decisiones y es responsable por sus consecuencias. Es el ser humano,
sujeto de dignidad y beneficiario de garantías y derechos.
2. Derechos individuales. Los individuos tienen el proyecto moral de procurarse seguridad para su
vida, su libertad y sus bienes. Y los gobiernos tienen su razón de existir en
transformar ese proyecto moral de cada uno, en garantías y derechos.
3. El orden espontáneo. El liberal no cree que el orden pueda y deba ser impuesto por una
autoridad central, ni les confiere a los sistemas de planificación el beneficio
de la duda. El orden surge espontáneamente, como resultado de la actuación de
millones de individuos que coordinan sus conductas con las conductas de los
demás con el fin de alcanzar sus objetivos. El liberal se reconoce en el legado
civilizacional que se expresa en instituciones fundamentales como el lenguaje,
las leyes, el dinero y los mercados.
4. El Estado de Derecho. Es la aspiración de construir y disfrutar de una sociedad libre,
en virtud de las leyes, en la que los individuos gozan de libertad para vivir
sus propias vidas en la misma medida que respeten los derechos de los demás.
Marxistas y otras faunas del totalitarismo han demonizado esta convicción,
porque desprecian al hombre y desconfían del orden espontáneo. Empero, todas
las corrientes de pensamiento del paradigma liberal insisten en la convicción
de que nadie puede ser siervo de nadie, y nadie puede exigirle a nadie
servidumbre. Las leyes están para garantizar esta convicción.
5. El gobierno limitado. A nadie le sirve un gobierno que, en lugar de proteger la
libertad, necesita de la servidumbre de sus ciudadanos. Los gobiernos extensos
se transforman en su propia finalidad, se corrompen y se vuelven perversos. El
capitalismo de estado, y la definición de sectores económicos como estratégicos
y/o de interés público, son una aberración que terminan pagando los ciudadanos
a través de la inflación y los impuestos excesivos. Por eso es necesario
limitar y dividir el poder a través de una constitución escrita que enumere y
delimite las atribuciones que los ciudadanos delegan en el gobierno.
6. Los mercados libres. El individuo se realiza en el trabajo productivo, en la apropiación
legítima de sus resultados, y en la capacidad de realizar intercambios de
propiedades, siempre que estas transacciones sean de mutuo acuerdo. El espacio
social donde se realizan estas actividades se llama libre mercado, una
condición necesaria para la creación de la riqueza y la experiencia de la
innovación. Solo en el marco de la libertad se puede obtener una prosperidad
sostenible.
7. La dignidad del hombre productivo. Ayn Rand señala que la virtud de la productividad está conectada con la
virtud del propósito. Es la conveniencia de que cada hombre enfoque su mente y
utilice la razón al logro de alguna meta productiva, que le permita conducir y
sostener su propia vida. Desde la productividad cada hombre debe resolver los
dilemas de su propia supervivencia.
8. La armonía natural de intereses entre
personas pacíficas y productivas. No
hace falta la intervención ni los incentivos del gobierno para que los planes y
proyectos de vida de las personas encuentren sentido dentro de un sistema de
mercado que opera libremente.
9. La paz. Las sociedades prosperan cuando no hay conflictos, y cuando los recursos
productivos se dedican a la creación de la riqueza. No hay nada más ruinoso que
una condición de crispación constante, el abuso de la imposición de las
mayorías y la ausencia de consensos.
Los venezolanos estamos escaldados de colectivismo y de las falsas
promesas socialistas. Cuando se habla de la fuga de talento, y de sus éxitos en
otras latitudes, estamos aportando pruebas al argumento liberal: lo único
verdaderamente necesario para la redención del hombre es la garantía de su
libertad. En ese marco florece la productividad de los hombres buenos y
pacíficos. Y es posible su felicidad. El liberalismo es un proyecto político
tanto como una convicción centrada en la fuerza de la razón y en las
capacidades de realización del ser humano cuando se encuentra libre de
obstáculos insalvables, por lo general provistos por los gobiernos y sus
intervenciones indebidas.
Extraordinario !!!! Esos son los únicos temas esenciales que deberían estar ocupando la agenda de la oposición en estos momentos.
ResponderEliminarExcelente!!!
ResponderEliminarUna sociedad libre, brillante!
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