De aquí en adelante
Foto cortesía de El Mundo (https://images.app.goo.gl/Q2UGErNKb5mvkHwGA)
De aquí en adelante
Por: Víctor
Maldonado C.
E-mail: victormaldonadoc@gmail.com
X: @vjmc
05/11/2023
Todavía estamos experimentando los efectos telúricos de la ocurrencia
de una singularidad política dentro del ecosistema criminal y
totalitario. Debo explicarme. Sin dejar de considerar esto que vivimos como un
totalitarismo terrible, arbitrario y turbulento, capaz de imponer la agenda e
irrespetuoso de cualquier ejercicio de la libertad, debo reconocer que ocurrió
lo que muy pocos preveían como factible: un evento o situación inusual,
excepcional o sin precedentes que rompe con las normas o tendencias establecidas
en la política.
¿Cuál fue la singularidad política? No fue que María Corina haya ganado (o se le haya permitido ganar), sino que los números fueron excepcionalmente favorables. El caso es que una vieja “outsider” (la bulleada de siempre) se cogió la primaria para ella. 9 de cada 10 votos. Algo nunca visto. Algo absolutamente inesperado.
Esta singularidad que nos asombra y nos confronta con nuestros propios sistemas de hipótesis previas sobre la política venezolana y sus racionalidades nos abre un boquete de nuevas interrogantes y del sentido que la opinión pública le quiso dar a este voto. Hay que decir también que, sin duda, el porcentaje de participación no es, para nada, despreciable. Es importante e incluso representativo, sin embargo, queda por saber qué opinan los que no participaron.
Ahora bien, esta singularidad nos interroga a todos sobre un conjunto de aspectos que son cruciales para las decisiones por venir. Hago un inventario de los que más me llaman la atención:
· Sobre la fortaleza de los viejos partidos políticos, miembros todos ellos del elenco del fracaso.
·
Sobre su legitimidad social.
·
Sobre su articulación
con el país.
·
Sobre la verdadera fortaleza del discurso de
ruptura intentado esporádicamente por la María Corina Machado
· Sobre la capacidad de “control” del régimen sobre lo que ocurre en la política venezolana.
Los resultados parecen indicar que esos viejos partidos se
vaciaron de respaldo. Que por lo tanto sus liderazgos son totalmente ilegítimos
y que no pueden seguir escenificando una farsa en la que ellos se presentan
como actores fundamentales del proceso. El proceso de primaria adelantado por
la “Plataforma Unitaria” demostró que ya no existen. Esa es la realidad que
surgió con esplendor el 22 de octubre pasada la medianoche.
Como la realidad es la
realidad, tenemos que asumirla: Hay que hacer un nuevo mapa de poderes
fácticos. En eso consiste el sentido democrático de un proceso como el que
se dio, aunque sabemos que no estamos en democracia. Los días subsiguientes, la
malcriadez totalitaria, sus desplantes de arrogancia y mentiras, la intentona
de negar los resultados e invalidar el proceso nos ratifican a todos que los
que están al frente del poder, ejercido sin legalidad alguna, no juegan limpio
ni se van a prestar a ceder su posición acatando regla democrática alguna.
Si el liderazgo del país (todos los que se reparten los roles dentro del ecosistema criminal) tuviera un mínimo de composición democrática, acatarían sin reparo una de las reglas de oro, a saber: Que los que perdieron, no solamente deberían reconocer el triunfo de quien ganó. También deberían retirarse de la política PARA SIEMPRE. Eso es lo decente. Pero exigirles decencia es demasiado pedir a un elenco enraizado en los tuétanos del régimen hasta llegar a ser parte constitutiva de lo que está ocurriendo.
Porque ahora están agazapados
esperando que el ecosistema restaure sus equilibrios y tome medidas contra su
propia entropía. Anular esas primarias, desconocer a su ganadora, mantener las
indebidas inhabilitaciones, ajustar la agenda política y presionar para que
haya un sustituto. En eso andan, simulando un desprendimiento supuestamente
patriótico que quieren imponer a María Corina Machado.
Surge entonces una pregunta
crucial. ¿Tiene poder o carece de poder María Corina? Que es otra forma de
interrogarse sobre los resultados de la primaria: si esta elección confiere
poder al ganador. Y qué tipo de poder real o potencial.
Todos debemos reconocer que el
liderazgo de María Corina es el más legítimo del país. Porque es la única que
ha ganado una elección popular, además con una aplastante y determinante
mayoría. Partamos de allí para tratar de comprender lo que puede ocurrir de
aquí en adelante, que siempre va a depender de lo que haga o deje de hacer, de
sus aciertos y errores, y de cómo la va a ir calibrando el país que será un
saldo de lo que vaya haciendo para resguardar su capital político y seguir
siendo la depositaria de un mandato popular que deslegitimó absolutamente a los
partidos del elenco del fracaso. A todos.
Eso la obliga a ser muy
escrupulosa en la constitución de nuevas alianzas. Escrupulosa y firme.
Estricta y cabal en la administración de sus mensajes y gestos políticos,
porque llegó la hora del desgaste. Del suyo, porque el poder (real o potencial)
sufre erosión con el paso de los días.
Conversando con el periodista
José Domingo Blanco en su programa del 24 de octubre propuse un conjunto de
recomendaciones para que el saldo de poder siga siendo positivo. En otras
palabras, que lo mantenga, incluso que lo haga crecer, y no que se le diluya.
Me parece que también debo compartirlo con mis lectores, habida cuenta de que
somos un país con una larga y dolorosa historia de decepciones asociadas a
líderes políticos que, llegado el momento, no dan la talla.
Los líderes son refractarios a
las recetas y recomendaciones que les dan. Parte del problema es que se sienten
“sobrados” y ratificados en sus conductas por el éxito. No dejan de tener
razón, pero algunas veces, (y esta puede ser una de ellas), los resultados
obtenidos pueden tener una mezcla de causas que podrían obligarlos a una
posición más humilde respecto de su propia participación en el proceso.
En todo caso, aquí van los
consejos, eso sí, sin ninguna esperanza de que sean acogidos.
a. Hay que recordar que el poder corrompe. Y lo mismo debemos decir del poder percibido o potencial. La corrupción no es solamente la vulgar aceptación de recursos mal habidos, o robarse unos fondos. No es eso lo principal. Es la corrosión del carácter, el abrir espacios a la prepotencia y a la autocomplacencia. El dejar de lado la consideración de la justicia. Es la práctica cotidiana de la perversidad, la mentira y la impostura. La corrupción hace mella en el corazón y profana la práctica de las virtudes.
b. Hay que evitar el flujo idolátrico. Esto supone oponer resistencia a una triple tentación que pervierte todos los compromisos asumidos con el país. Me refiero a resistir la tentación de la soberbia propia del ganador; resistir los embates de la adulación venezolana; y resistir la impudicia de los nuevos mejores amigos: los arribistas.
c. Evitar el síndrome de “Juana La Loca”. María Corina podría caer en la tentación (del poder que exige idolatría) de pretender disfrutar de un reconocimiento que siempre le negaron. Debe ser sabroso (pero muy peligroso) recibir el homenaje de la cuadrilla de los derrotados. Pero esas ganas pueden hacerle perder de vista de los peligros que significan cargar con los cadáveres insepultos del elenco del fracaso. Y no solamente eso. Puede llegar a creer que ella tiene la capacidad milagrosa de resucitar a los muertos políticos, dotándolos no solamente de vida, sino proveyéndolos de virtudes que nunca han tenido. Pero hay algo peor. Juana La Loca que por ocho largos meses no se separó del cadáver de su marido, en su intento de llevarlo de Burgos a Granada, hedía a la putrefacción propia de un cadáver sometido a tales rigores. ¿Acaso María Corina no va a contagiarse de esos despojos políticos y su determinante olor a corrupción? ¿Los va a exonerar?
d. Evitar
la sordera de quien se regocija en la propia autocomplacencia. Dejar de
escuchar al país, entro otras cosas porque no deja de hablar, someterse a la
inconsistencia propia del discurso incontinente, creerse que es la causa y la
razón última del voto popular y no querer comprender lo que efectivamente está
detrás de esa decisión social de respaldo y ruptura, pueden ser tentaciones
atractivas pero muy peligrosas para la integridad de su capital político. Ella
no debería olvidar que debe seguir escuchando sin confundir escucha activa con
la frotística social. Los políticos venezolanos hablan de más y escuchan de
menos.
f. Evitar
la tentación de la Reina Boudica. La reina de los Icenos. Lo voy a decir
simple. Que no crea que puede sacar a la gente a la calle, aunque a eso la estén
azuzando. Lo que vaya a hacer en adelante tiene que pensarlo, sin improvisar el
curso estratégico. Sin clausulas condicionales impuestas a la realidad. Recordando
los fiascos monumentales que han comprometido su prestigio en épocas
anteriores, y respetando la integridad y disposición de la gente para la lucha
cívica. En tal sentido todo parece indicar que tiene, por ahora, un mandato muy
acotado. Eso la obliga a mantener la ruta mientras se organiza la alternativa y
a dar testimonio sin el costo de la improvisación. Ella debería saber que planificar es algo mas
que hacer una propuesta sin sentido de realidad. Ella debería tener en cuenta
que iniciativas irresponsables como su “Operación de Paz y Estabilización” presentada
al país el 8 de junio del 2020, la llevarían rápidamente a la bancarrota. (https://tinyurl.com/ymf4lg4f)
Epílogo:
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