El régimen juega su tiempo con sangre fría



El régimen juega su tiempo con sangre fría
Entrevista a Víctor Maldonado C.
Diario de Caracas.
22 de julio del 2019
@vjmc

¿Considera que la ruta planteada por Juan Guaidó (cese de usurpación, gobierno de transición y elecciones libres) todavía tiene vigencia para resolver la situación del país?


La ruta del coraje es el resultado de haber invocado el 233 Constitucional. Y esta ruta es la decidida en el estatuto que rige la transición, aprobado por la Asamblea Nacional, y que es para el presidente interino un mandato al que no puede renunciar.  Además, lo que es conocido como el mantra de Guaidó es una secuencia de sentido común. Si la causa raíz de los problemas del país tienen que ver con el socialismo del siglo XXI encarnado en un régimen totalitario, que no respeta derechos y garantías, que ha abandonado la función elemental de todo buen gobierno, pero que además es voraz en sus pretensiones de mantener y conservar el poder, es más que obvio que se necesita un cese del régimen para resolver los problemas del país. Ese es el primer paso, sacar del poder a quien ha usurpado y malversado el espíritu y propósito de la constitución. 

¿Por qué cree que la “guaidomanía” de los ciudadanos ha disminuido en los últimos meses con respecto al día de su juramentación?


Muy probablemente porque ha disminuido la expectativa de eficacia. El mandato fue claro: cesar la usurpación lo más rápido posible. En el transcurso han ocurrido un fiasco tras otro, entendido el fiasco como lo que efectivamente significa: “resultados adversos” a los que estaban originalmente planeados. A esto hay que añadir la desviación del mandato original y la presentación de una campaña que se ha empeñado en presentar el plan país, en hacerse titulares de un programa de gobierno de largo plazo, sin comprender el sentido de urgencia que tienen los venezolanos, y que obligaría a concentrarse en hacer todo lo posible para que ocurra el cambio. Los liderazgos que se pretenden carismáticos tienen la exigencia de producir resultados constantemente, y en este caso, una distracción tras otra, han evitado que ocurran estos resultados. Finalmente se nota que ha habido diletantismo estratégico, y esa tendencia a improvisar que nunca ha convenido a la política seria y practicada en condiciones extremas. 

¿Qué otro mecanismo debería considerar la oposición para lograr una salida del régimen de Maduro? 

Definir un curso estratégico de acción que sea compatible con el objetivo central: el cese de la usurpación. Evitar esa dirección bicéfala entre el presidente interino y el “hombre fuerte de facto” que es Leopoldo López. Redefinir la coalición alrededor del compromiso con el curso estratégico de acción, para lograr mayor coherencia y eficacia. No es posible continuar “con opciones mutuamente excluyentes sobre la mesa”, una práctica de negociación y diálogo que se niega en el discurso pero que se ratifica segundos después. Yo creo que hay que volver a la coalición original, la coalición que con coraje invocó el 233 y exigió la juramentación del diputado Guaidó como presidente interino. 


¿Cree que el discurso de Juan Guaidó está desgastando a los venezolanos?

Yo creo que los venezolanos quieren un discurso con mayor integridad, que represente lo que efectivamente se está haciendo, que honre el compromiso institucional del estatuto que rige este interinato, y que además rinda cuentas. Al presidente Guaidó le están haciendo mucho daño los aduladores y las beatas que exigen silencio, acatamiento y que nadie hable mal de la gestión. Los venezolanos también quieren un parlamento cuya agenda represente la gravedad del momento. El discurso debería expresar la seriedad con la que se están tomando la responsabilidad encomendada. 

¿Hace dos semanas iniciaron las conversaciones de la oposición y el régimen, cree que es el mecanismo necesario para lograr el cese de la usurpación? 

Yo creo que los precedentes niegan el diálogo y las negociaciones como mecanismo necesario para el cese de la usurpación. El régimen tiene veinte años usando esos mecanismos para ganar tiempo y sacarle provecho a la trama de extorsiones y chantajes de las que se ha valido para domesticar a las oposiciones. Esta oportunidad tendrá los mismos resultados. Además, hay que señalar el envilecimiento de la representación: negociadores que no nombró nadie. Una agenda de medios que no consensuaron con nadie. Y ausencia absoluta de rendición de cuentas. Y de nuevo, el discurso del presidente obviamente desconectado, obviamente mentiroso, porque dice lo que no es. 

¿Qué resultados ha obtenido la oposición a los seis meses de haber asumido el liderazgo Guaidó? 

Hay que diferenciar los logros de haber invocado el 233 constitucional de los que ha obtenido el presidente Guaidó. La Asamblea Nacional, gracias a las gestiones de cuatro líderes políticos (Julio Borges, Leopoldo López, Maria Corina Machado y Antonio Ledezma), logró no solamente designar un presidente provisional, sino que fuera reconocido por 54 países. A la gestión del presidente Guaidó hay que reconocerle la designación de representantes en muchos de los países que los reconocieron, también la designación del representante en la OEA y el BID. Y el control de los recursos y operaciones de CITGO. Ha ocurrido un despliegue del gobierno provisional, pero ha perdido consistencia en el logro de lo esencial: el cese de la usurpación, asumiendo que eso no es posible sin el respaldo activo de los países del continente. Para muestra la recalcitrancia en negar el debate alrededor del 187.11 constitucional, y lo tarde que ha reaccionado a la solicitud de reingresar el TIAR. Uno lo ve más animado con las negociaciones que niega que con la ruta del coraje. Por eso el saldo no es definitivo. 

¿A Guaidó le quedan solo cinco meses como presidente de la AN, cree que durante este lapso se logre concretar un cambio en el poder o al menos llegar a unas elecciones presidenciales transparentes?

La política es el espacio donde todo es posible, pero no todo vale.  Lamentablemente ha perdido mucho tiempo, ha evitado alianzas convenientes, es irreversible el daño de la conducción bicéfala y la inconsistencia puede que le pase factura. El régimen juega su juego con sangre fría. Y eso nunca parece haber estado en el tablero, que el régimen también juega. En todo caso deseo que logre cumplir con el compromiso rubricado en el estatuto. 

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