Estrategia a prueba de crisis.
Estrategia a
prueba de crisis.
AVG21 en
Tamaulipas. Un caso de éxito.
Por: Víctor Maldonado C.
Participar en una elección democrática, pero con todos los rigores de
poderes usados al extremo, permite sacar algunas lecciones y levantar algunos alertas,
incluso en el caso venezolano. En México hay instituciones que funcionan, y se
respeta la división de poderes. Ambos aspectos son difíciles de pensar y de
comprender para los venezolanos. También resulta sorprendente que el juego
sucio no tiene etiquetas ideológicas. En este caso, un gobernador del PARTIDO
ACCION NACIONAL, una coalición de partidos tradicionales de centroderechas,
jugaron duro, más allá de los confines del pudor republicano. El poder
corrompe. Los malos gobernantes carecen de criterio para entender de límites y
algunas veces son el remedo de la más cruel tragedia Shakesperiana.
Toda estrategia se valora en contraste con la realidad y la resiliencia que demuestra para soportar los embates del destino, sin perder horizonte y capacidad de logro. Las hay que se desmoronan cuando se ponen en contacto con la turbulencia, se disuelven como un cohete fisurado, y se pierden entre los destellos que produce el descalabro sobre el fondo infinito de un cielo azul. Cuando eso ocurre, los interesados se quedan atónitos, mirando el cielo, esperando una respuesta que nunca va a llegar sino en forma de excusas sin locus de control.
Las estrategias sólidas resisten el fuste. Acumulan poder y despliegan capacidad sin caer en contradicción, encontrando tracción en la integridad de los que la enarbolan, la solidez del propósito y la disciplina con la que un equipo bien estructurado, demuestra seguir adelante.
Una campaña política es una competencia tenaz por obtener el poder. El
que gana se lo lleva todo, el que pierde tiene que justificar sus migajas. La
victoria tiene ese olor tan atractivo a éxito que contrasta tanto con el hedor
de la derrota. Por eso, las campañas son lo más semejante a un duelo llevado
a los extremos del utilitarismo amoral. Me explico, en una campaña “todo
vale”, lo que no significa que todo lo que se intente sea útil a la hora de
contabilizar las ganancias.
Nos vamos a referir a la campaña electoral en la que se jugó la gobernatura del estado de Tamaulipas. Una elección en la que se presentaron tres candidaturas, cada una de ellas con fortalezas, debilidades y “capacidad de fuego”. Un estado atractivo, con mucho potencial económico, fronterizo con Estados Unidos, buena infraestructura, y también con los problemas derivados de la presencia de la delincuencia organizada, tal y como ocurre en muchos otros estados de la México.
Vale la pena presentar a cada uno de los candidatos:
- César Augusto Verástegui Ostos, alias “El Truko”, candidato de la alianza PAN, PRI, PRD, y del gobernador del estado, el panista, Francisco García Cabeza de Vaca, de quien fue su secretario general de Gobierno durante buena parte de su gestión, hasta que tuvo que renunciar para dedicarse a la campaña.
- Américo Villarreal Anaya, candidato de la candidatura común de MORENA, PT y PARTIDO VERDE ECOLOGISTA, senador con licencia, médico cardiólogo e hijo del gobernador que rigió el estado entre 1987 y 1993.
- Arturo Diez Gutiérrez, candidato de Movimiento Ciudadano, empresario y presidente municipal de Ciudad Victoria entre 2008 y 2010.
Una campaña, un candidato, un estratega, una estrategia.
Este ensayo tiene punto de vista, pero eso no necesariamente le resta objetividad. Vamos a analizar esta campaña desde la experiencia del candidato Américo Villarreal Anaya, “el doctor”, que contó con el respaldo de un estratega que, además asumió la coordinación general de su campaña. Avidel Villarreal Gálvez y su equipo de consultores de AVG21 estuvieron desde el inicio trabajando en siete frentes:
1. Coordinación General
2.
Diseño
organizacional del comando de campaña.
3.
Diseño
de la agenda de las agendas de campaña.
4.
Diseño
de la estrategia del programa de gobierno.
5.
Diseño
de la estrategia comunicacional.
6.
Coaching
al candidato y al responsable político del partido.
7.
Atención
a la coyuntura y afrontamiento de las crisis.
Dirigir una campaña política es operar un sistema en tiempo real, garantizando la velocidad, la altura y la dirección apropiadas para llegar con ventaja al día de la elección. Pero todo sistema tiene fragilidades que hay que atender para compensarlas con las fortalezas. Las amenazas al sistema amplían las fragilidades. Las oportunidades bien aprovechadas, robustecen sus fortalezas. ¿Cómo juega el estratega para que el sistema se mantenga invicto, a pesar de los ataques externos y las debilidades internas? La ecuación es simple: Si lo hace bien, gana. Si acumula errores en exceso, pierde.
Sería injusto e indebido decir que el estratega tiene toda la suerte de la campaña en sus manos. El candidato, su perfil, su disciplina y fortaleza son cruciales. El liderazgo territorial del partido es indispensable, y sin esa condición, cualquier esfuerzo es tan vano como intentar una guerra sin ejército profesional. Un buen acompañamiento jurídico resultó crucial para enfrentar con éxito los obstáculos que se presentaron, y la necesidad de construir un expediente con los agravios recibidos. Un comando de campaña sólido y valiente es igualmente indispensable. Ahora bien, el estratega carga sobre sus hombros la responsabilidad de proponer y persuadir que se tomen las decisiones cruciales. Por eso, él gana con la victoria del candidato, y pierde con las derrotas políticas de sus clientes.
Se supone que una elección de esta importancia siempre va a ser exigente.
También que ellas ocurren en un marco institucional que garantiza equidad en la
competencia y respeto a la voluntad del elector. Se asume que las instituciones
van a mantenerse dentro de lo legalmente advertido y que nadie se va a
comportar como un Deus ex machina turbulento, imprevisto y desmesurado,
que puede llegar a rozar los linderos del crimen político.
Pero lo que no cabía esperar fue lo que ocurrió: Un gobernador que quiso
hacer una elección de estado, trasgrediendo para ello cualquier
norma constitucional, judicializando las elecciones, persiguiendo
implacablemente a dirigentes opositores, usando los recursos del gobierno a su
cargo para beneficiar a su candidato y financiando una intensa guerra sucia
contra el adversario, que lo puso en evidencia, y exigió una estrategia a
prueba de crisis para contener su furia. Este gobernador, Francisco García
Cabeza de Vaca, miembro destacado del PAN, accionó todo el peso de su poder institucional
y político para buscar desesperadamente, la victoria de su candidato.
Las razones son obvias. Estamos en presencia de un dirigente político que
debe entregar el gobierno, y con ello, desprenderse de fueros, inmunidades y
privilegios. Y que deberá enfrentar acusaciones muy graves que probablemente lo
llevarán a la cárcel por un largo tiempo. De allí esa necesidad imperiosa de
ganar, sin importar los medios, creyendo que, con eso, podía extender su
impunidad y salir bien librado del proceso judicial que lo está esperando a la
salida del poder.
¿Cómo se prepara una campaña? Esa es una pregunta que solamente puede responder un estratega político.
Llamemos con este título a profesionales que acumulan experiencia y
conocimiento suficientes para concebir todas las maniobras que les permitan
llevar con éxito una campaña electoral. Son los operadores de la estrategia que
ellos han diseñado para intentar ganar. También son los responsables de
conducir cada una de esas maniobras. En el estratega político convergen
exigencias estratégicas y tácticas sobre las cuales se fundamenta una campaña.
Dado que ese es el nivel de complejidad, a estas alturas del argumento
puede resultar más que obvio que, dirigir y ganar unas elecciones, no es tan
sencillo como intentar aplicar una receta de neuromarketing, ni tan banal como asimilarla
a un plan de mercadeo masivo. Es mucho más complejo, y supone el contraste
brutal entre dos expectativas que se enfrentan, y que saben que la regla es que,
lo que gana uno, lo pierde el otro. Por eso, si me permiten la analogía
provista por Clausewitz, una campaña política es un duelo llevado a los
extremos, como todo lo que tiene que ver con el poder, con su obtención y
preservación.
Toda estrategia es perfecta hasta que se confronta con la áspera realidad. Esa realidad que te expone a la
turbulencia, la ambigüedad, la incertidumbre y la volatilidad. El estratega
tiene que encarar esa complejidad y encontrarle sentido cada vez que se
reconfigura la situación. Cada reconfiguración es una crisis que se debe
afrontar.
La campaña no se puede despachar como si su solución se condensara en una
receta que se entrega el primer día y da los resultados esperados al concluir
el tratamiento, tres o cuatro meses después. El que venga con esas ideas
preconcebidas y refritas una y otra vez, no ha entendido que a la primera jugada
se establece la diferencia con cualquier experiencia anterior, y si no domina
el arte de la estrategia, quedará en la mira del adversario y va a perder
cualquier ventaja inicial con la que haya contado. Esa es la razón por la que
algunos acumulan pérdidas. Porque dejaron de ser novedad y son leídos con
facilidad por sus competidores. Nadie se puede dormir en los laureles obtenidos
en victorias pasadas.
Por eso no hay alternativa a practicar un proceso de inmersión total
que permita una buena caracterización de las condiciones iniciales del proceso (el candidato, el partido, los
contendientes, los otros partidos, la opinión pública, las expectativas y el
marco institucional), el diseño de un plan apropiado a las circunstancias, el
cuidado riguroso de su ejecución, la atención a la coyuntura, la anticipación
de los efectos de las iniciativas de los contrarios, la necesidad de
contrarrestar jugadas sucias, lo que haya que hacer para debilitar la
percepción que la opinión pública tiene de los otros competidores y la
contención de todas las fuerzas disgregadora y caóticas que siempre acompañan
estos procesos.
La estrategia es el arte de acumular poder. ¿Qué significa eso en el marco
de una campaña política?
Significa que una buena estrategia acopia capacidades suficientes para lograr
un cambio. En este caso, todo lo que sea necesario para ganar la voluntad
mayoritaria de un electorado hasta el punto de lograr su movilización favorable
el día de las elecciones. Poder es equivalente a la construcción de una
mayoría que va a respaldar un nuevo gobierno y favorecer la
implementación de su programa.
En el contexto de unas elecciones competitivas, lo que se disputa es la
factibilidad de acumular poder. Unos y otros, en bandos opuestos hacen todo
lo posible por obtener poder y por obstaculizar la acumulación del poder en los
otros. De nuevo debemos recordar que nos enfrentamos a “un juego del tipo suma
cero” porque la regla es inapelable: gana el que acumula más, o si se quiere
decir de otra manera, gana el que es capaz de restarle poder a sus adversarios.
Pero este juego que llamamos “campaña electoral” tiene una característica
peculiar, su fecha de expiración no negociable, el día de las elecciones, ni
antes, ni después. Sin eso, el juego electoral pierde sentido.
Poder es también equivalente a la disposición que se tenga para aplicar la
fuerza, sin importar los costos. La violencia multifactorial que supone una elección de estado asume que
frente a ella no hay resistencia capaz de oponérsele. Sin embargo, esa
presunción representa solamente la mitad de la ecuación. Como contrabalance
hay un poder pasivo, encarnado en el porcentaje de la ciudadanía que está
dispuesta a tomar como buena, y asumir con docilidad los imperativos de la
fuerza pura y dura. Para equivaler el poder a la fuerza, se debe contar con
la misma capacidad de acatar que la que se tiene de imponer. Si hay resistencia,
la fuerza comienza a ser proporcionalmente ineficaz.
¿De qué depende la ineficacia relativa de la fuerza bruta? Entre otras
cosas del poder moral que se opone a los desvaríos de la violencia. Tiene que ver con la imagen del
candidato, la integridad de la plataforma política que lo respalda, la
prevalencia del liderazgo político nacional (en este caso el inmenso arraigo del
presidente de la República), la eficacia del mensaje político y la disciplina
de un movimiento que fue capaz de suplir apropiadamente a los que iban siendo
víctimas de la persecución.
La ecuación es interesante porque complica los resultados finales. A
mayor fuerza bruta ejercida, menor poder moral y menos equivalencia del poder
pasivo. La fuerza bruta paraliza por el miedo. El poder moral, moviliza y
fortalece el espíritu de cuerpo. Pero no es una equivalencia inversa perfecta,
porque la violencia se acompaña de la trasgresión de las reglas institucionales,
para tratar de abrir una brecha de ventajas adicionales a través de la propaganda,
la mentira, la compra de votos y conciencias, y el condicionamiento de
beneficios sociales.
Una crisis es un problema para el cual hay que ingeniar una solución. A nadie le gusta encarar una crisis,
mucho menos entrar en un período de crisis secuenciales que se suceden en
ráfaga y rápidamente. Recordemos que el concepto de turbulencia está asociado a
cambios rápidos. Una crisis es siempre turbulencia. Es una situación novedosa y
retadora que pone a prueba la capacidad de resiliencia de toda la estructura de
un comando de campaña porque amenaza su estabilidad y coloca en duda los resultados
planificados.
Ante una crisis, más de uno pierde la compostura, y es muy común que ocurra
la desbandada. La
desmoralización es uno de los efectos que se buscan con la provocación de una
crisis en el flanco contrario. Si el pánico se convierte en el sentimiento
compartido, el sistema se desploma. Para que eso no ocurra el estratega debe
estar tan cerca como para advertir el proceso que viene en contra, y tan lejos
como para poder apreciar la situación sin sentirse involucrado. Solamente así
puede encarar este tipo de desafíos y seguir adelante.
El estratega debe tener el talante apropiado para lidiar con lo inesperado. Debe poder recuperar el control a pesar
de la ocurrencia de eventos que tienen la capacidad potencial de dañar la estructura
y propósito de la campaña. El estratega, haciendo prevalecer la
racionalidad, debe reconfigurar la ruta, hacer control de daños, y seguir
adelante. El perjuicio puede ser
multifactorial, afectando la moral del candidato, la integridad del comando,
diezmando la organización política o arrebatando caudal electoral a través de
mecanismos ilegales.
El estratega sabe que en cada crisis es muy importante controlar las
reacciones irracionales, porque el que se equivoca, pierde. Debe hacer contención emocional del
candidato y de su comando. Debe dimensionar la respuesta. Debe asegurar las
comunicaciones y garantizar que no se fisure la disciplina de realización.
Nunca es fácil, porque el estratega, aplicando el método de inmersión total,
está involucrado y comprometido, pero el rol le exige templanza y fortaleza
de carácter para poder encarar las crisis y vencerlas.
La treta intentada para derrumbar una candidatura que lleva ventaja.
La candidatura del Doctor Américo Villarreal Anaya comenzó con ventaja, y
terminó ganando. El candidato del gobernador Cabeza de Vaca, comenzó perdiendo,
y terminó derrotado. “El Truko” nunca pudo compensar la debilidad
inmanente de una candidatura que se planteó para proteger al gobernante
saliente. Era demasiado obvio que fue seleccionado por ser el más leal y no
necesariamente el más capaz. En los pasillos del Partido Acción Nacional, más
de un comentario confirmaba off the record que habían accedido a los
deseos del gobernador, porque era la única forma en la que garantizaban su
involucramiento en términos de recursos y respaldo. Pero se le pasó la mano.
Transformó la campaña en un plebiscito sobre su gestión y el aseguramiento de
la continuidad de un enfrentamiento con el gobierno federal del cual nunca sacó
demasiados réditos políticos.
Los ciudadanos mostraban cierto cansancio de una falsa paz impuesta por la
fuerza. Las implicaciones de los abusos y excesos de las policías del estado,
controladas por el gobernador, marcaban una expectativa de cambio, una paz sin
miedo que permitiera mayor desarrollo económico y un futuro más próspero.
Estos excesos dejaron una huella persistente del manejo impune del poder,
que se sumaba a los expedientes abiertos por la fiscalía general de la República
en los que se le acusaba de Enriquecimiento Ilícito Continuado mediante
triangulaciones financieras; Cohecho; Uso de recursos de procedencia ilícita; Malversación
de fondos; y Defraudación fiscal. Para el gobernador, el ganar estas elecciones
se transformó en un dilema entre la vida en libertad o una larga estadía en la
cárcel. Además, él creía que podía transferir su capital político supuesto (las
encuestas le reconocían un buen grado de popularidad) al candidato que él había
designado.
En
Tamaulipas se vivió la situación extraordinaria de un gobernador transformado
en jefe de campaña y estratega de su candidato. Y en ese momento, se licuaron
todas las líneas de demarcación que separaban el decoro institucional propio de
un gobernador atenido a los límites constitucionales, de lo que terminó siendo
el ejercicio contumaz y sistemático de la perversidad y la trasgresión. El
gobernador decidió hacer una elección de estado, y cuando lo hizo, no hubo
marcha atrás.
Ya dijimos que una “elección de estado” es el intento inescrupuloso de cooptar un proceso electoral y sacar ventaja para el candidato del gobierno. Es un proceso en el que se opera un sistema articulado de tretas y artimañas con el fin de violentar la voluntad del elector, devastar los cuadros políticos de los adversarios, atemorizar a la población y “comprar los votos”.
La causa eficiente de una seguidilla de crisis inéditas se encuentra precisamente en la intromisión indebida del poder político regional. El gobernador exigió de todos, instituciones y burócratas, una complicidad absoluta en la trasgresión y la presentación de las mentiras como verdades que provocaban consecuencias funestas.
La guerra sucia y el conflicto llevado a los extremos.
Solo asumiendo este punto de vista se puede explicar el calado de un conjunto de situaciones que amenazaron la integridad de la campaña e intentaron vulnerar la validez de las elecciones. Ellos decidieron atacar por tres flancos:
- Atacar la integridad del candidato y de su familia;
- Atacar la integridad del partido, sus dirigentes y la oferta política;
- Atacar la validez de las elecciones.
Veamos cómo lo hicieron:
Atacar la integridad
del candidato y de su familia.
Objetivo:
Desprestigiar la figura del candidato y
provocar daño moral a la candidatura.
Una mentira repetida mil veces, termina pareciéndose a una verdad irrefutable”.
A través de esta estratagema quisieron
arrinconar al candidato en temas familiares y maltratar a su entorno inmediato,
usando para ello información falsa, distribuida por medios falsos, que luego
las autoridades usaban para abrir expedientes y promover detenciones. En el uso
de este flanco, no tuvieron límites en el intento de hacer daño.
Momentos críticos:
a. Esposa del candidato es intimidada por un
periodista: “El mundo necesita
mejores personas, no como tú”. Esta fue la respuesta a una pregunta insistente
sobre el caso del divorcio del hijo mayor, y la disputa por los hijos habidos
en el matrimonio. La estrategia del gobernador Cabeza de Vaca y de su candidato
fue colocar en todas las ruedas de prensa y oportunidades de entrevistas a
“periodistas” que buscaban descolocar al candidato y a su esposa con ese tipo
de preguntas. De esta forma se intentaba envilecer el contexto de la campaña y
se arrinconaba al candidato en temas familiares que ya se habían resuelto.
b. Américo Villarreal Anaya acusado de mantener relación
y de beneficiarse de recursos de Sergio Carmona, el Rey del Huachicol: El gobernador Cabeza de Vaca y su candidato quisieron
deslegitimar la candidatura de Américo Villarreal Anaya, acusándolo
sistemáticamente de mantener una relación con Sergio Carmona, montando un
operativo de propaganda, redes sociales, medios de comunicación y periodistas
que constantemente afirmaban como cierta esa relación, y pedían una aclaratoria
del candidato. Incluso, en el debate, esa fue el arma que esgrimió el candidato
del gobernador Cabeza de Vaca para tratar de sacar de sus cabales a su
contendiente.
c. Américo Villarreal Jr. es señalado por maltrato
doméstico, y “aviador” en el gobierno del estado: El gobernador Cabeza de Vaca y su candidato
decidieron hacerle un marcaje perverso a Américo Villarreal Santiago, trayendo
al presente hechos que ocurrieron en su vida privada y que ya habían sido
resueltos, como el caso de su divorcio. También lo acusaron de cobrar sin
trabajar (aviador) en el hospital que dirigía su papá.
d. Humberto Francisco Villarreal Santiago (otro de los hijos) es señalado
de cometer fraude en Holanda y de beneficiarse de unas transferencias hechas
por Sergio Carmona, que sumaban 20 millones de dólares: El gobernador Cabeza de Vaca y su candidato montaron
un sofisticado sistema de fake news, con simulación de medios de
comunicación y portales digitales en los cuales sembraron acusaciones totalmente
falsas contra otro de los hijos del candidato Américo Villarreal.
e. Presunta asistente de Américo Villarreal en la
campaña de Sinaloa presenta denuncia por violencia de género. Mediante la puesta en circulación de un audio en las
redes sociales, el gobernador Cabeza de Vaca y su candidato, utilizaron un caso
laboral que fue resuelto en su oportunidad para que se presentara una denuncia
ante la Comisión Nacional de Honestidad y Justicia de MORENA con el fin de que
la sanción significara la pérdida de registro como militante, así como una
amonestación pública y la perdida de los derechos políticos de Américo
Villarreal Anaya y de Norberto Barrón Barragán.
f. Órdenes de aprehensión emitidas por la Fiscalía del
Estado de Tamaulipas: El
gobernador Cabeza de Vaca y su candidato, en contubernio con la Fiscalía del
Estado, desataron una feroz persecución judicial contra los hijos del
candidato. Estas órdenes de detención fueron fundamentadas en un conjunto de
noticias falsas que ellos promovieron, usando recursos del gobierno regional y
de la campaña. Con esto trataron de descolocar moralmente al candidato, e
intentaron concentrar toda la campaña en esas acusaciones infundadas.
Atacar la integridad
del partido, sus dirigentes y la oferta política
Objetivo:
Desmoralizar
la militancia, forzar la contradicción entre los postulados y las acciones
políticas, y dañar el control territorial del partido.
Momentos críticos:
a. Mario Delgado, presidente nacional del partido MORENA, es acusado de mantener relaciones con El
Rey del Huachicol: Marko Cortés,
líder nacional del PAN, por cuenta del gobernador Cabeza de Vaca y de su
candidato, dijo tener pruebas de haber compartido vuelos privados con Sergio
Carmona, y señalando que esa relación abarcaba también al candidato de MORENA
en Tamaulipas y a otros dirigentes del partido.
b. Alcalde de Ciudad Victoria, Eduardo Abraham Gattas
Báez, acusado de “ejercer operaciones con recursos de procedencia ilícita” y
responsable de violencia contra agentes de la FGJE: El gobernador Cabeza de Vaca y su candidato
instruyeron a la Fiscalía del Estado para que emitieran una orden de captura
contra el presidente municipal de Ciudad Victoria, lo que lo obligó a
resguardarse. Con esto, el oficialismo trató de desactivar el liderazgo
regional de Morena, haciendo lo mismo en el resto de los municipios
importantes.
c. Alcaldesa de Nueva Laredo, Carmen Lilia Canturosas
Villarreal, es acusada del delito de uso de recursos de procedencia ilícita con
fines electorales, por lo que la Fiscalía de Tamaulipas obtuvo una orden de
aprehensión en su contra: En el
contexto de un plan absolutamente orquestado por el gobernador Cabeza de Vaca y
su candidato, se decidió atacar la dirección política del norte del estado de
Tamaulipas, con el fin de mermar la votación a favor de MORENA. El hermano de la
alcaldesa y expresidente municipal, Carlos Canturosas Villarreal, fue también
señalado de desviar un monto de 231 millones de pesos por medio de 54 empresas manufactureras.
Se le emitió una orden de aprehensión por uso indebido de atribuciones y
facultades, asociación delictuosa y peculado.
d. Alcalde de Reynosa, Carlos Peña Ortiz, acusado de
operaciones con recursos de procedencia ilícita, por lo que la Fiscalía de
Tamaulipas giró orden de aprehensión en su contra. De la misma forma que en los casos anteriores, el
gobernador Cabeza de Vaca y su candidato, decidieron sacar del juego al alcalde
de Reynosa pocos días después de que su madre Maki Esther Ortiz Domínguez,
decidiera respaldar la candidatura de Américo Villarreal Anaya. Ella misma
decidió solicitar un amparo para evitar que lo mismo sucediera con ella.
e. Exdiputada Olga Sosa es acusada de beneficiarse de
recursos provenientes del “Rey del huachicol”, Sergio Carmona Ángulo. Con la finalidad de romper la cadena de control
territorial de la campaña, el gobernador Cabeza de Vaca y su candidato
decidieron extender las acusaciones a figuras clave.
f. MORENA pierde la mayoría en el Congreso de
Tamaulipas mediante la deserción de cuatro de sus diputados. Mediante un proceso sostenido de amenazas y
extorsiones el gobernador Cabeza de Vaca y su candidato, lograron romper la
mayoría que ostentaba MORENA en el parlamento regional. Esto, además del golpe
moral al partido, significó un control total de todas las instituciones del
estado, que le permitieron actuar con total impunidad.
g. Diputada local Úrsula Salazar Mujica, pariente de
Andrés Manuel López Obrador, acusada de inflar facturas para obtener ganancias
ilegales. En este caso, el
gobernador Cabeza de Vaca y su candidato intentaron devastar al grupo de
diputados locales de MORENA, y terminar de consolidar una mayoría
circunstancial a favor, para evitar el desafuero o cualquier medida que
perturbara su gestión en los últimos meses.
Atacar la validez de las elecciones regionales del 5 de junio.
Objetivo:
Diezmar el caudal electoral a favor de
la candidatura del doctor Américo Villarreal Anaya, impugnar su validez y
tratar de anular las elecciones en caso de una derrota estrecha.
Momentos críticos:
a. Compra masiva de votos. Después de dos meses de campaña que mantuvieron a su
candidato todo el tiempo en un lejano segundo lugar, durante el día de la
elección, el Gobierno del Estado y el PRIAN, destinaron alrededor de 120
millones de pesos, equivalente a 6 millones de dólares, para compra masiva de
votos, intentando con esto, robar la elección.
b. Excarcelaciones de condenados. Aunado a lo anterior, otra de las formas que
practicaron para desestabilizar la jornada electoral fue, la excarcelación de
delincuentes comunes y personas disidentes en organizaciones sociales, a efecto
no sólo de operar a favor del PRIAN y de su candidato, sino de generar
situaciones de violencia y de caos para la intimidación de electores en
municipios y zonas identificadas con Morena.
c. Incendio de autos. Esta estrategia de miedo fue dirigida no solo a inhibir la
participación ciudadana sino a evitar vigilancia en las casillas, pues varios vehículos
de representantes acreditados en las casillas y encargados del activismo electoral
fueron incendiados en la víspera de la elección por estos grupos
delincuenciales que operaron bajo un manto de impunidad.
d. Ataque a oficinas y casas. Grupos de personas armadas, que operaron de noche y
de madrugada en la víspera de la elección, perpetraron ataques a oficinas y
casas-habitación, de colaboradores, operadores y militantes de MORENA, con el
claro objetivo de intimidar y afectar el respaldo popular.
e. Colonias atemorizadas con disparos. Como parte de la estrategia para crear una “elección
de terror”, se tienen identificados múltiples casos de disparos de armas de
fuego en distintas colonias del estado, con el objetivo evidente de infundir el
miedo y romper con el clima de tranquilidad que se necesitaba como condición
para alcanzar una mayor participación ciudadana en las urnas. El mismo día de
la elección se reportaron a hombres armados que encerraron a votantes y a
funcionarios de casilla y que lanzaron “poncha llantas” para que la gente no
pudiera salir a votar.
f. Amenazas de muerte a representantes de casilla y
promotores del voto.
Además de realizar quemas de vehículos y ataques a oficinas y domicilios
particulares de activistas de Morena, amenazaron de muerte a decenas de
representantes de casilla de la candidatura común, con la firme intención de
que abandonaran las mesas y poder avanzar en su objetivo: el fraude electoral.
También se reportaron hostigamiento y detenciones de operadores políticos en el
territorio, a efecto de inhibir la participación electoral.
g. Personal irregular en las casillas coaccionando a
los votantes. En una flagrante
violación a la democracia, con todo el poder de su maquinaria de Estado,
colocaron a personal irregular en las casillas de votación, mismos que
amenazaban y coaccionaban a los electores, impidiendo el voto de manera
directa, libre y secreta.
h. Urnas "embarazadas" con boletas falsas. Otra forma de violentar la voluntad de las y los
tamaulipecos, fue acompañar de varias boletas falsas la boleta original. De esa
forma, activistas inescrupulosos del PRIAN se prestaron a abultar
fraudulentamente las votaciones a favor. Todo esto forma parte de una
maquinaria que se organizó para intentar unas elecciones de estado, que
afortunadamente no prosperaron.
i. Uso indebido de las instituciones del gobierno, como
se hizo con el reparto de despensas que salían del DIF. Distribución masiva de despensas, el único programa
social de la administración panista, que en los años electorales de 2021 y 2022
le destinaron recursos por más de 700 millones de pesos. El material, destinado
a la compra de votos salía de oficinas públicas, bajo la coordinación del DIF.
Esto evidencia la clara intromisión del gobernador Cabeza de Vaca en este
proceso.
j. Propaganda ilegal. Nuevamente, violando todo el marco legal con respecto a la propaganda
en el día de las elecciones, el candidato oficial y su equipo, con el apoyo del
gobernador Cabeza de Vaca, establecieron propaganda ilegal en las áreas en
donde se llevaron a cabo las votaciones, lo anterior, sin la mínima respuesta
de la autoridad electoral. Toda la propaganda en vía pública del candidato
morenista, fue retirada, no así la del abanderado de la alianza “Va por
Tamaulipas”.
k. Utilización de la policía estatal. En lugar de cumplir con su deber, de garantizar la seguridad
pública y cuidar la elección, la policía estatal se dedicó a intimidar
electores con un desplante excesivo de fuerza en los días previos a los
comicios, para generar miedo contra los activistas de Morena, y el día de la
jornada electoral de encargó incluso de movilizar a electores a favor del
PRIAN, además de realizar detenciones ilegales.
l. Retenes ilegales. Una de las muestras más evidentes del mal uso de la fuerza pública,
fue el establecimiento de retener ilegales, que, a todas luces, buscaron afectar
la participación de la ciudadanía en los comicios.
m. Impugnación de los resultados electorales que les
fueron adversos. Una vez entregada
la constancia de mayoría al candidato ganador, el gobernador y el PAN
decidieron impugnar las elecciones, presentando como justificación “la
intervención de grupos delictivos, uso de recursos federales a través de los
Servidores de la Nación, así como una presión hacia la sociedad para que votara
a favor del candidato de la alianza “Juntos Hacemos Historia en Tamaulipas”
Américo Villarreal Anaya”. Obviamente esta era una jugada absolutamente
consistente con la trama que montaron desde el principio, y por lo tanto no
sorprendió a nadie.
Conclusión: Una estrategia serena y firme hizo la diferencia.
A pesar de
todas las maniobras planteadas para violentar la voluntad popular, que comenzó
con la guerra sucia mediática y se convirtió en una elección de Estado brutal
en la víspera y el mismo día de la elección, la sociedad de Tamaulipas logró
superar la amenaza de fraude y votó a favor de la propuesta de transformar de
raíz, con honestidad, con austeridad y con trabajo, un estado golpeado por el
desempleo, la pobreza y la desesperanza. Se ganó contundentemente, con más de
82 mil votos, y una ventaja porcentual de más de cinco puntos. No lograron la
invalidación de la elección, que si hubieran podido hacer en caso de una
ventaja más estrecha. Pero no es poca cosa la intentona de impugnar las
elecciones, acudiendo a todas las instancias electorales. Con esta decisión,
desesperada y a lo mejor inútil, solamente van a perturbar un proceso de
entrega-recepción que podría ser una demostración cívica de alternancia
política.
¿Cómo se sortearon cada uno de los desafíos extremos que se han inventariado?
No hay una sola explicación,
sino la conjunción de un conjunto de disposiciones en positivo a favor de una
estrategia ganadora. Pasamos a explicar:
1. El candidato rápidamente entendió que necesitaba dos elementos para triunfar. Estrategia robusta y coordinación eficiente. Ambos roles fueron encomendados a Avidel Villarreal Gálvez, CEO de AVG21.
2. El partido rápidamente entendió que, para ganar las elecciones en Tamaulipas, se requería de una dirección de campaña con blindaje superior. Y rápidamente hizo equipo con el estratega y coordinador general.
3. El estratega resuelve de entrada un conjunto de pasivos de descoordinación, organiza el comando de campaña, elabora la agenda, le da contenido a cada uno de los roles principales (el candidato, el delegado del partido), organiza el contenido de las comunicaciones y da respuesta a cada una de las crisis, sin perder la iniciativa.
4. La estrategia se enfocó en una oferta de cambio positivo, y mantuvo el aura de ventaja y victoria que mostraban todas las encuestas.
5. El estratega y coordinador general aprovechó todas las perturbaciones para ganarle la mano al triunfalismo que es propio de los que piensan que ya ganaron, sin entender que la victoria la obtiene quien saca más votos y no necesariamente quien encabeza todas las encuestas.
Hubo pocas crisis internas y escasos momentos de mengua. Es normal que ocurran. En este caso resultó admirable la disciplina del candidato y la apertura a escuchar siempre. Eso no siempre resulta fácil, porque los entornos a veces no lo permiten. En cualquier caso, siempre es un aprendizaje comprender como un político administra su poder entre lo que es esencial y todo lo que luce accesorio. Lo que nunca concedió fue en términos de la estrategia. Por eso obtuvo el triunfo, que lucía tan cercano, pero que realmente fue ganado a pulso.
Epílogo.
La contienda no terminó con la declaración de victoria. El Partido Acción Nacional (PAN), el gobernador Francisco García Cabeza de Vaca y el candidato derrotado, el Truko Verástegui, intentaron judicialmente anular la elección, usando los mismos argumentos falaces de la campaña. El caso llegó hasta el Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, y allí, el 28 de septiembre del 2022, más de noventa días después, se ratificó el triunfo, legítimo y bien ganado, del gobernador Américo Villarreal Anaya. No se puede bajar la guardia, porque el juego termina cuando termina, y a veces hay extra inning.
Esta fue la declaración del gobernador cuando el Tribunal sentenció a su favor:
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